jueves, 30 de septiembre de 2010

VISITA AL 801 ESCUADRÓN SAR

El pasado día 7 de mayo tuvimos el privilegio de visitar las instalaciones del 801 Escuadrón SAR de la Base Aérea de Son San Joan.

A continuación publicamos algunas fotos de tan grata visita agradeciendo la cordialidad con la que fuimos recibidos por el personal del Ejército del Aire allí destinado.


 

Placa Escuela Naval Militar de Marín

Dejamos aquí constancia de lo que deber ser el ejemplo a seguir por todos los reservistas:









sábado, 18 de septiembre de 2010

Arturo Pérez Reverte.- UNA HISTORIA DE GUERRA.

Por su interés reproducimos aquí el texto publicado en la revista XLSemanal por Arturo Pérez Reverte el pasado 12 de septiembre. Le hemos añadido la foto del momento que, a buen seguro, tuvo que ser muy emotivo. Solo nos cabe decir que "La muerte no es el final". Vaya para sus familias nuestro más sincero cariño.


UNA HISTORIA DE GUERRA
Arturo Pérez Reverte
XLSemanal, 12 de Septiembre de 2010








Alguien escribió en cierta ocasión que si una historia de guerra parece moral, no debe creerse. Y alguna vez lo repetí yo mismo. Pero eso no es del todo verdad. O no siempre. Como todas las cosas en la vida, la moralidad de una historia depende siempre de los hombres que la protagonizan, y de quienes la cuentan. Ésta de hoy es una historia de guerra, y quiero contársela a ustedes tal como algunos amigos míos me han pedido que lo haga. La moralidad la aportan ellos. Yo me limito a ponerle letras, puntos y comas.

Base de Mazar Sharif, Afganistán. Cinco guardias civiles, de comandante a sargento, perdidos en el pudridero del mundo, formando a la policía afgana. Cinco guardias de veintidós llegados hace cinco meses y medio, desperdigados por una geografía hostil y cruel, en misión de alto riesgo, en una guerra a la que en España ningún Gobierno llamó guerra hasta hace cuatro días. Los cinco de Mazar Sharif, como el resto, eran gente acuchillada, porque lo da el oficio. Sabían desde el principio que a la Guardia Civil nunca se la llama para nada bueno. Y menos en Afganistán. Si lo que iban a hacer allí fuera fácil, seguro, cómodo o bien pagado, otros habrían ido en vez de ellos. Aun así, lo hicieron lo mejor que podían. Que era mucho. Atrincherados en una base con americanos, franceses, holandeses y polacos, vivían con el dedo en el gatillo, como en los antiguos fuertes de territorio indio. Igual que en los relatos de Kipling, pero sin romanticismo imperial ninguno. Sólo frío, calor, insolaciones, sueño, enfermedades, soledad. Peligro. Los únicos cinco españoles de la base, de la provincia y de todo el norte de Afganistán.

Ellos y sus compañeros habían llegado a la misión tarde y mal, aunque ésa es otra historia. Que la cuenten quienes deben contarla. Aun así, con la resignada disciplina casi suicida que caracteriza al guardia civil, se pusieron al tajo. Como era de esperar, no encontraron la mesa puesta. Quien estuvo por esos mundos con militares norteamericanos, holandeses y franceses, sabe de qué van las cosas. Sobre todo con los norteamericanos, que tienen a Dios sentado en el hombro como los piratas llevan el loro. Para hacerse un hueco entre sus aliados, distantes y despectivos al principio, no hubo otra que la vieja receta de Picolandia: aprender rápido, trabajar más que nadie, no quejarse nunca y ser voluntarios para todo. Y por supuesto, tragar mierda hasta reventar. Y así, a base de orgullo y de constancia, poco a poco, los cinco hombres perdidos en Mazar Sharif se hicieron respetar.

Un triste día se enteraron de la muerte de sus dos compañeros en Qualinao. De la pérdida de dos guardias civiles de aquellos veintidós que llegaron hace medio año, y de su intérprete. Y pensaron que el mejor homenaje que podían hacerles era que la bandera norteamericana que ondea en la base fuese sustituida, aquel día, por la española a media asta. Eso no se hace allí nunca, aunque a diario hay norteamericanos muertos, los franceses sufrieron numerosas bajas, y también caen holandeses y polacos. Así que el jefe de los guardias civiles, el comandante Rafael, fue a pedir permiso al jefe norteamericano. Accedió éste, aunque extrañado por la petición. Saliendo del despacho, el guardia civil se encontró con el jefe del contingente francés, quien dijo que a él y a sus hombres les parecía bien lo de la bandera. En ésas apareció otro norteamericano, el mayor James, que nunca se distinguió por su simpatía ni por su aprecio a los españoles, y con el que más de una vez hubo broncas. Preguntó James si los muertos de Qualinao eran guardias civiles como ellos, y luego se fue sin más comentarios.

A las ocho de la tarde, cuando fuera de los barracones apenas había vida, los cinco guardias se dirigieron a donde estaba la bandera. Formaron en silencio, solos en la explanada, cinco españoles en el culo del mundo: Rafael, Óscar, Rafa, Jesús y José. Cuando se disponían a arriar la enseña, apareció el teniente coronel francés con sus cuarenta gendarmes, que sin decir palabra formaron junto a ellos. Luego llegaron el mayor James, el teniente Williams y veinte marines norteamericanos. Y también los polacos y los holandeses. Hasta el pequeño grupo de Dyncorp, la empresa de seguridad privada americana destacada en Mazar Sharif, hizo acto de presencia. Todos se cuadraron en silencio alrededor de los cinco españoles, que para ese momento apretaban los dientes, firmes y con un nudo en la garganta. Y entonces, sin himnos, cornetas, autoridades ni protocolo, el capitán Rafa y el sargento José arriaron despacio la bandera. Una historia de guerra nunca es moral, como dije antes. Si lo parece, no debemos creerla. Pero a veces resulta cierta. Entonces alienta la virtud y mejora a los hombres. Por eso la he contado hoy.

ARIBAL

DECÁLOGO DEL RESERVISTA VOLUNTARIO

Este documento contiene las pautas fundamentales de lo que debe ser el comportamiento del Reservista Voluntario durante su vida, tanto civil como militar, especialmente durante sus largos periodos en situación de “no activado”, como todos sabemos en este periodo no estamos sometidos a las normas y leyes militares. Ante la ausencia de norma legal escrita que aborde el comportamiento del RV no activado, ARIBAL propone a todos sus asociados, la observación de este Decálogo.

1. A la RV se viene a “dar”, no a “recibir”.

2. El RV deberá guardar su TIM en el bolsillo salvo que le sea requerida por exigencias del servicio, ya sea civil o militar, absteniéndose de hacer ostentación de ella o utilizarla para fines distintos a los previstos, en función de su situación, todo uso indebido de la misma acarrea problemas tanto al propio RV como al colectivo que formamos la RESVOL.

3. Todo RV guardara en el armario su uniforme sin hacer ostentación del mismo hasta que por exigencias del servicio sea requerido para su uso.

4. El derecho a vestir el uniforme está estrechamente vinculado a la imagen de los RV en particular y a la de las FAS en general. Por tanto, su portador nos representa a todos. De la oportunidad y su escrupuloso deber de vestir adecuadamente depende la imagen pública de todos nosotros.

5. La actitud del RV en sus relaciones con las FAS debe ser proactiva, cuando estamos activados nos ofreceremos voluntarios para cumplir con las tareas que nos sean encomendadas o proponiendo al mando, de forma razonada, aquellas que puedan ser beneficiosas para la Unidad.

6. El conducto reglamentario es el único camino, nos abstendremos de utilizar otros medios no adecuados.

7. El RV es un vinculo entre la sociedad civil y la militar. Esta posición de privilegio debe servir para acercar a la sociedad al papel fundamental de nuestras FAS.

8. Los RV forman una gran familia, heterogénea en sus ideas pero con un objetivo común: el servicio a España. Por tanto, el RV estará siempre en la mejor disposición de ayudar a sus compañeros.

9. Los RV son civiles, únicamente son militares cuando son activados.

10. Un solo RV representa a TODOS los RV españoles, razón fundamental por la cual la prudencia y la inteligencia deben siempre guiar sus actuaciones.

ASOCIACIÓN DE RESERVISTAS VOLUNTARIOS DE LAS ISLAS BALEARES